domingo, 25 de noviembre de 2012

EL POSTRE QUE NUNCA LLEGO

No existe almuerzo, cena o comida que no termine con un postre como broche de oro, aquel que luego de devorarlo nos deja una sensación de satisfacción y alegría que nada ni nadie nos puede quitar.  Desde el más simple hasta el más elaborado, sea frío o caliente, de cualquier forma, consistencia, aroma, sabor y color, es una delicia de exquisita dulzura infinita que supera toda expectativa culinaria de arte e imaginación en la repostería.

Definitivamente para los postres jamás seré una persona adulta, ya que como si aún fuera una niña no me limito en el consumo de los dulces y golosinas, no cometo excesos pero me es imposible decir un "NO" cuando veo un postre y me ofrecen una porción. Ni cuando estuve embarazada de mis dos hijos me privé de comer postres a discreción. Con el primero uno de mis antojos era un tazón con ensalada de frutas, yogurt, fudge, una porción de pastel de manzana y dos bolas de helado de chocolate. Con el segundo un antojo era una generosa porción de torta de chocolate con fresas, piña, fudge, y dos bolas de helado de chocolate, una de ellas con brownies y chips de chocolate.

Los restaurantes por lo general disponen de una gran variedad de postres con nombres sofisticados que luego de la cena ofrecen en un carrito a los comensales. La semana pasada se me antojó sobremanera comer una porción de torta de chocolate con helado, pero no se trataba de cualquier torta de chocolate, la quería sin relleno y bañada en fudge al momento de servirla. Como no la encontré estaba con mi antojo aún pendiente. 

Hace unos días disfrutaba de una amena charla con amigos en una cena informal, la verdad que la comida estuvo tan suculenta y abundante que me sentía satisfecha y no había postre que pudiera comer ya. Habíamos pedido un café cortado para la sobremesa y de pronto se acercó el mozo, un hombre muy delgado, alto, serio y extraño que me hizo recordar al mayordomo "Largo" de la serie Los Locos Adams. Con protocolo del Manual de Carreño y la expresión más refinada que haya visto vino a ofrecernos un postre. Mis amigos  dijeron que no, pero como saben que soy dulcera me miraron esperando a que haga mi pedido, el cual tampoco hice porque me sentía llena y no lo apetecía.

Pero el mozo almidonado y con cortesía que empalagaba me ofreció un postre no sólo una, sino hasta en tres oportunidades y de manera insistente, entonces decidí pedir que me traiga la carta para ver la variedad de postres y poder elegir mi pedido. Con fina elegancia el mozo me dijo: "disculpe, pero ya casi no nos quedan postres"... un rotundo silencio invadió la mesa y el inmediato cruce de miradas con mis amigos era inminente. Me sentí desconcertada y le dije al mozo: "si no le quedan postres entonces para qué insiste tanto en que pida uno!!!".... 
                                                   
Luego de una pausa de rotundo silencio el mozo me dijo: "perdón, pero aún nos quedan tres postres", por supuesto que le pregunté cuáles eran, me contestó: "torta merengada de zanahoria, cheesecake de lúcuma y copa de chocolate"... Lamentablemente no me gusta la lúcuma y la torta de zanahoria no llamó mi atención, así que le pregunté en qué consistía la "copa de chocolate"... el mozo detalló el contenido y la describió bastante agradable así que le pedí que me traiga una, pero el mozo contestó: "lo lamento pero no me quedan marrasquinos y helado de chocolate"... 

Es evidente que lo que le salvó la cabeza a ese mozo almidonado fue mi buen humor, mi paciencia y tolerancia, porque estoy segura que otra persona en mi lugar ya se le hubiera ido encima para ahorcarlo!!!... Por un momento pensé que se trataba de alguna broma o cámara escondida, era absurdo que alguien ofreciera algo con tanta insistencia sabiendo que no tenía lo ofrecido. Mis amigos y yo nos reíamos de lo sucedido, creo que si no fuera por ellos, nadie me creería lo que estaba pasando... pero ocurrió. Por supuesto que aún sigo con mi antojo pendiente de esa torta de chocolate especial, tal y como la pienso en este momento y estoy segura que durante la semana podré cumplirlo, pero de ahora en adelante cada vez que termine una cena, me aseguraré si veo postre a la vista antes de pedir la carta... no vaya a ser que me digan: "ya no tenemos" o "ya se acabaron" o aquel "disculpe, pero ya casi no nos quedan postres" que aún sigue en mi memoria.... :D

2 comentarios:

  1. Ese mozo esta para matarlo....donde fue para no ir.

    ResponderEliminar
  2. jajajajajajaja.... no te lo recomiendo para nada!!!!... realmente que cualquier otra persona lo hubiera ahorcadoooo... jajajaja :D

    ResponderEliminar