jueves, 1 de noviembre de 2012

NUEVA CLASE DE POLE DANCE EN UN BUS

Hace poco comenté en una crónica anterior, el cómo aprendí y tomé mi primera clase de "pole dance" en un bus. La experiencia fue muy divertida y la sensación tan agradable que debo confesar que me quedé con ganas de darme una segunda vuelta en el tubo pasamanos de aquel bus. Si no hubiera tenido prisa creo que hacía la travesura aprovechando que el bus iba con pocos pasajeros.

La semana pasada estuve en una tienda de implementos ortopédicos buscando una rodillera para mi hijo menor que se había lesionado la rodilla jugando fútbol. Al estar allí y como toda buena compradora, no pude evitar ver algún plus a mi compra y la vendedora, muy buena vendedora por cierto, resultó ofreciéndome una serie de implementos para mantener correcta la funciones de nuestras articulaciones. Fue cuando ví el implemento perfecto y que faltaba en mi closet: un corrector para la espalda.

Le comenté a la vendedora que a veces resultaba encorvada de la nada, y ojo que aún no estoy en la tierna edad del encogimiento!!!... pero a la larga ese encorvamiento deriva en una mala postura que con el tiempo puede dañar la columna. Felizmente yo me mantengo siempre activa, voy al gimnasio y bailo todos los días, pero adoro mi columna y si hay algo que me pueda ayudar a mantenerla bien, enhorabuena!!!

Con una destreza increíble la vendedora me colocó el corrector para la espalda, una especie de arnés con tirantes y correas que se cruzan, y la verdad que la diferencia era notoria y reconfortante. Me sentía super cómoda y estéticamente con la postura correcta, así que decidí llevármelo puesto, a pesar de que iba algo rígida. Parecía una chica recién salida de alguna cirugía de implante de siliconas, pues caminaba sacando pecho, y salí de regreso a casa llevando también la compra de la rodillera para mi hijo.

Con los hombros en la posición correcta y el torso erguido gracias a mi corrector para la espalda, subí al bus de regreso a casa. Nadie sabía ni notaba que debajo de la casaca llevaba el implemento que me hacía ver más estilizada y hasta más alta. Todo iba bien durante mi viaje hasta que me levanté del asiento para acercarme al cobrador ya que debía bajar en el siguiente paradero, pero cuando quise pagar  el cobrador bajó como alma que lleva el diablo y corrió hacia una tienda para marcar en un reloj eléctrico su tarjeta de control.

Mientras el bus seguía su marcha la moneda que tenía en mi mano cayó al piso del bus y fue entonces que me tocó tomar mi nueva clase de pole dance. No imaginé que al tener puesto el corrector para la espalda, es difícil el agacharse y mucho menos doblarse, así que para recoger mi moneda no me quedó de otra que sujetarme con ambas manos del tubo pasamanos del bus y bajar derechita doblando las rodillas. La escena me hizo recordar el pole dance que Jamie Lee Curtis hizo con la barra de la cama a Schwarzenegger en la película "Mentiras Verdaderas".

No pude evitar el reírme solita al ver mi destreza para bajar sujeta del tubo y tener que subir de la misma manera y con tacos!!!. Recuperé mi moneda, pagué mi pasaje y bajé con una sonrisa de oreja a oreja, había tomado mi nueva clase de pole dance gracias a mi corrector para la espalda, esta vez con un estilo diferente y más chenchualón que la anterior. Recuerdo el momento y nuevamente me río solita de tremenda aventura.

No es que yo tenga una fijación por aprender el arte del pole dance, adoro bailar y no niego que en algún momento se me cruzó la idea de aprender el baile en el tubo, pero con tantas señales creo que va llegando el momento de tomar unas clases en serio no?... después de todo cuando necesite practicar tan sólo tendré que subir a un bus relativamente vacío con mi corrector para la espalda y la música adecuada en mi iPod.... mientras tanto, seguiré caminando como Robocop cuando me acuerde de usar mi corrector para la espalda, que dicho sea de paso, no lo he vuelto a usar!!!... :D

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