miércoles, 19 de diciembre de 2012

PERRO QUE LADRA... SI MUERDE!!!

Desde pequeña recuerdo que en casa siempre tuve gatos como mascotas, por lo que no me atraía la idea de tener un perro en algún momento de mi vida. Nunca me gustaron los perros, a pesar de que amo a los animales; recuerdo que mi mejor amiga de colegio tenía tres perros y cada vez que iba a su casa de visita yo los veía de lejitos. Los gatos no tienen olor fuerte, al menos los míos siempre andaban perfumados!!!, pero en el caso de los perros, lamentablemente tienen un olor fuerte... y huelen a perro!!!!.

Pero por cosas del destino, en uno de mis tantos laburos me tocó apoyar a mi entonces jefe en el estudio que tenía en su casa, por lo tanto el laburo vino con mascota incluida y no figuraba en ninguna cláusula de mi contrato. Debo confesar que no me gustaba para nada la idea de compartir mi zona de laburo con un schnauzer grande color negro, mucho menos cuando éste hacía sus incursiones a la oficina, yo hacía de todo con tal de que al animalito se le quitara la costumbre de venir a saludar o a treparse en el sofá de lectura del jefe ya que luego todo olía a perro!!!.

Pero al pasar del tiempo poco a poco esa mascota se empezó a ganar mi corazón, todos los días me esperaba a la misma hora y bastaba verme llegar para desarmarse en piruetas, mover la cola tal cual hélice de avión y ponerse insoportable con el derroche de gestos de alegría, pero esa es toda una historia que en otro momento compartiré. Fue entonces en que hice las pases con las mascotas perrunas y aprendí a quererlos, lo cual no significaba que yo quisiera tener un perro en casa, pero con dos hijos pequeños elaborando las más grandes estrategias para convencerme de tener un perro, la lucha estaba perdida y uno termina cediendo....

Así fue como llegó a nuestras vidas Noggy, nuestro hermoso siberiano manto negro que en la actualidad tiene 9 años. Desde bebé siempre tuvo carácter fuerte, quizá por su dualidad de signo ya que es "geminiano", o quizá porque nos tocó un perruno bipolar?, la verdad no lo sé, pero siempre ha sido muy desconfiado, muy engreído, muy renegón y demasiado juguetón. Por su instinto y descendencia lobezno, tiene unos enormes colmillos y su gruñido inspira respeto y es señal de precaución.

Cuando era niña relacionaba una mordida de mascota, en este caso de perro, con el clásico sonido de "crunch" de los comics de aquella época... algo así como el típico ruido que le ponían a las mordidas del Dinoperro de los Picapiedras, eso es con los perrunos en ficción pero en carne y hueso, la realidad es otra. Cuando las mascotas son bebés sus colmillos son pequeñitos pero filudos y con su más mínima mordida nos dejan sus marquitas en la piel. Ya más grandes pueden dejar no marquitas sino orificios que hasta pueden requerir un par de puntos para cerrar.

Hace unos días, mi hijo mayor se acercó a curar a Noggy, quien a sus 9 años ya sufre de displasia de cadera. Como para terminar de decorar el pastel de sus males y achaques, Noggy atravesaba también un cuadro de conjuntivitis en el ojo izquierdo que lo ponía de mal humor cada vez que había que curarlo. Fue en ese momento en que escuché gritar a mi hijo y luego a mi perro, Noggy lo había mordido profundamente en la mano izquierda con sus filudos colmillos 

Fue un momento bastante confuso ya que mientras mi hijo gritaba de dolor, mi perro ladraba alterado y se desesperaba de ver gritar a mi hijo. Con la mano sangrando lo llevé de urgencia a la clínica luego de haber limpiado la herida en casa. Llegamos a "Emergencia" y cuando entró el médico cirujano de guardia dijo: "Quién mordió a quién", y yo casi lo muerdo a él!!!!... su broma me pareció tan absurda y ofensiva en ese momento, pero como médico él tenía el bisturí por el mango y no quedo de otra que escuchar sus desatinadas mientras limpiaba la herida de la mano de mi hijo para luego ponerle unos puntitos. La herida era bastante profunda. 

Luego del susto y ajetreo regresamos a casa y Noggy estaba muy deprimido y asustado, mi hijo se acercó para tranquilizarlo mientras le hablaba, lamentablemente no era la primera vez que lo mordía... justo a él. Cuando mi hijo mayor era pequeño, uno de esos días en que comía un sandwich mientras veía una película en su habitación, se le cayó un pedazo al piso e inocentemente bajó la mano para recogerlo sin presagiar que Noggy había llegado antes... y entonces la mordida fue inminente. Felizmente que al ser cachorro la herida no fue tan grave y mucho menos tan profunda, pero fue una mordida.

Noggy es la primera mascota perruna de mis hijos y no imaginan su vida sin él. Lo aman demasiado y se ha convertido en un miembro más de mi Tribu, con beneficios y derechos como todos nosotros. Con el incidente de la mordida no faltó el comentario de alguna persona diciendo "tienen que sacrificar a ese perro", pero no se trata de cualquier perro, en edad humana Noggyto tiene 63 años y no creo que porque una persona de 63 reaccione agresivo al sentir dolor haya que sacrificarla. Las mascotas sienten, piensan y reaccionan, quizás no razonan como los humanos, pero les puedo asegurar que son más leales y solidarios que muchos de los que andan en dos pies. Tengamos precaución con nuestras mascotas si padecen alguna enfermedad, son animalitos y no razonan, pensemos nosotros en lugar de ellos y armonicemos nuestra convivencia para que todo siempre tenga un final feliz.... Te amo mi Noggyto bello!!! :D

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