viernes, 16 de noviembre de 2012

"90-60-90"....LA CLAVE PERFECTA

                                          
"90-60-90".... ¿Acaso mis medidas?, pues no se emocionen!!!... las mías son más espectaculares. ¿Acaso la combinación en la clave de una caja fuerte?, pues les comento que tampoco, mucho menos es el número de la placa de mi auto o parte del número de mi teléfono celular. Se trata de tan sólo una "frase numérica" que al solo escucharla capta inmediatamente la atención de las personas, en especial de los varones. El leerla o escucharla es sinónimo de las medidas anatómicas perfectas de una candidata a certamen de belleza. 

Hace un par de días, como cada mañana al empezar mi jornada, fui al encuentro con mi fiel Mac para revisar la correspondencia y terminar de trabajar unos documentos. Todo iba perfecto hasta que sin motivo alguno mi Mac se apagó. Noté que la batería estaba descargada, por lo que asumí que se trataba de ese detalle así que la conecté a su cargador. Grande fue mi sorpresa cuando vi que luego de un tiempo prudencial para que cargue la batería mi Mac no reaccionó, entonces la llamada telefónica a su "compupediatra" no se hizo esperar. Lamentablemente la consulta telefónica no ayudó y tuve que llevar mi Mac a la "compuclínica" para un chequeo de rigor y ver el origen de la falla. Nunca antes me había ocupado de ver la reparación de algún equipo en casa, pero con mi esposo en el trabajo, mis hijos en sus estudios y siendo mi Mac fácil de llevar, no me quedó de otra que yo misma llevarla, sin saber todo lo que representaba la misión.

Como toda madre que lleva a su hijo al pediatra, en ningún momento le quité el ojo a mi Mac y estuve presente mientras era evaluada para su diagnóstico. Observaba la destreza con la que el compupediatra iba desarmando poco a poco a mi pobre Mac, jamás pensé que debajo de su carcaza había infinidad de tornillos, unos más minúsculos que otros, mini cables insospechados, circuitos miniatura y toneladas de polvo y pelusas, en pocas palabras: "basurita" acumulada no visible para nosotros. Yo ignoraba lo que significa el sistema operativo de mi Mac, a mi tan sólo me la entregaron cuando nació, la prendí con todos los programas instalados, entré a mis cuentas de redes sociales y la utilizaba sin  tener la más mínima idea de lo que ocurre por dentro cada vez que la utilizaba.
      

Felizmente que el diagnóstico no fue tan grave, mi Mac tuvo un ataque de estrés por saturación de contenido. Se había declarado en huelga y en su pliego de reclamos exigía una limpieza y mantenimiento periódico, menos horas de trabajo, respetar sus horas de sueño y descanso, y consideraciones especiales para evitar su recalentamiento!!!. Me sentí tranquila de saber que no era necesario hacerle un transplante de disco ni cirugía a la memoria. Tan sólo entraría en sesión de Spa para un masaje a sus circuitos y reacondicionamiento a su sistema, algo que pensé duraría a lo mucho un par de horas. Nada más falso que eso!!!
Llegué antes de las 11 de la mañana, empezaron a descargar la data para luego revisar el disco y formatearlo. El tiempo transcurría, no sólo minutos, sino horas de espera para que cargue nuevamente el sistema, una vez completado venía la instalación de programas y vaya que demora!!! Llegó la hora del almuerzo y mi solitaria totalmente inquieta zapateaba y reclama su comida. No veía alrededor algún sitio donde poder comprar algo de comer, pero mi salvación fue un pequeño kiosko de periódicos donde arrasé con todo el stock de galletas, que no era mucho. Como salí de día y con sol mi vestimenta era ligera, pero al caer la tarde me congelaba, estaba con las manos y los pies totalmente fríos. 

Cada instalación tomaba su tiempo, ya no dependía del compupediatra sino del mismo sistema, así que de nada servía apurar al experto. Parecía una cirugía de alto riesgo y cerca de las 6 de la tarde al fin mi Mac quedó en óptimo estado y operativa al 100%. Fue entonces que el compupediatra me pidió una contraseña para iniciar mi Mac y no me pregunten el por qué pero lo primero que se me ocurrió fue decir: "90-60-90" y todas las personas de la tienda voltearon a mirarme como inventariando esas medidas. De pronto un silencio rotundo y luego una carcajada, yo por supuesto con un enorme signo de interrogación sobre la cabeza y desconcertada, creo que la contraseña fue de impacto no?
                                                
Es divertido cuando llega el momento de escoger una contraseña, aunque para muchos puede resultar algo complicado, ya que si bien hay ingenio criollo para crear una que sea "inviolable", también hay que tener memoria de elefante para recordarla cuando es necesario. Conozco casos, empezando por mi misma, en que al momento de usar la contraseña no se recuerda por nada del mundo. Dicen que las mejores son las que alternan letras y números, las menos recomendables son las que tengan relación con fecha de cumpleaños, aniversario o gustos del usuario. Yo veía la televisión del local en el momento en que salió una despampanante mujer en la pantalla, así que lo primero que se me ocurrió fue decir "90-60-90".... una clave muy original que por si acaso ya cambié!!! :D

Luego de esa humorada y ya "engorilada" por las casi 7 horas que estuve al pie de mi Mac, lo primero que hice antes de regresar a casa fue buscar un sitio donde poder comer algo que mitigara el hambre furioso que se apoderó de mi estómago. Tomé un taxi con destino a casa, ya era hora punta y el tráfico parecía el típico de una noche previa a Navidad en que sale un mar humano ya sea a pie, en auto o en bus. Por más atajo y corte de camino que pedí, siempre salíamos al mismo atolladero, los autos parecían gallos de pelea y nadie cedía el paso para aliviar el tráfico y ordenar el caos en el cruce de semáforos. Se escuchaba gritos de los conductores, lisuras de los cobradores de bus,  los claxon que sonaban en coro reventando los tímpanos de las personas a punto de colapsar.

El tráfico era tal que decidí bajar antes de mi destino para avanzar y ganar tiempo caminando. Un delicioso helado coronó mi travesía y me hizo sentir contenta y de buen humor, la tarea estaba cumplida y llevaba a mi engreída Mac de regreso a casa. Mientras caminaba recordaba todo lo sucedido y de todo lo que uno es capaz de pasar y aguantar con tal de recuperar una máquina. Actualmente hemos llegado a depender tanto de los celulares, computadoras, microondas y otros artefactos que no imaginamos nuestra vida sin ellos. Como han cambiado los tiempos y cómo seguirán cambiando.... Mientras tanto recuerden que si en algún momento les piden una contraseña de emergencia, podrán utilizar mis espectaculares medidas... "90 - 60 - y revienta" :D

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