lunes, 11 de marzo de 2013

MI PROBLEMA CON LA BOTELLA


La bendita botella, aquella que en sus diversas formas, materiales, colores y tamaños nos ayudan a mantener, conservar y llevar diversos líquidos que son parte de nuestra vida diaria. ¿Quién no se ha aferrado a una botella desde su chiquititud?, el biberón fue nuestra primera botella y con el tiempo fueron evolucionando de acuerdo a nuestros gustos y necesidades. En lo personal, soy fanática de las botellas que contienen perfumes y colonias, que en realidad vienen a ser frascos, pero cumplen el mismo cometido; luego sigue la botella de agua, la de bebidas gaseosas y por último la infaltable botella de vino!!!... mi favorita en los momentos de una buena cena, celebración, fiesta y diversión... :D

Me encanta ejercitar en el gimnasio, no me pierdo de mis clases diarias de baile, las eventuales de spinning y las infaltables de full body, pero como toda persona que acude a un gimnasio, luego de hacer la rutina diaria de pesas y máquinas para fortalecer el cuerpo, es necesario tomar una ración de proteínas para complementar la alimentación, de modo que protejamos nuestros músculos y tejidos después de entrenar con peso y a presión. 
El sábado luego de una super y divertida clase de bailetón aproveché de hacer mi rutina de pesas y máquinas. Al terminar y como es costumbre fui a la cafetería del gym para pedir que preparen mi ración de proteína con jugo de plátano y leche, pero resulta que la señora que atiende se había ido más temprano y no había otra persona que lo pudiera preparar. La proteína en polvo tiene la consistencia de la maizena o harina, no es granulada, por lo que el manipularla es algo complicado y para tomarla debe ser licuada o batida con algún líquido. 

Como yo pensaba tomar mi proteína con jugo, no había llevado ningún envase aparente para prepararla y batirla por mi cuenta, así que no me quedó de otra que utilizar lo que tenía a mano. Tan sólo contaba con mi botella de agua, aquella con el pico tan pequeño como las de bebidas gaseosas, utilizando un volante publicitario que acababa de recibir se me ocurrió hacer un embudo y eché la proteína en polvo. Cuando empecé a golpear ligeramente la botella para que caiga la proteína, ésta salió volando como si fuera truco de mago y resulté ligeramente empanizada, como filete apanado listo para la sartén.
Como lo estaba haciendo en la mesada de los lavamanos, tenía espejo de par en par frente a mi así que no pude evitar reírme solita a carcajadas de ver mi cara y ropa llena de polvo blanco, parecía una chiquita jugando con talco o una principiante en la repostería. Luego de tratar de recoger la proteína recuperable, volví a hacer el intento de echarlo en la botella a través de mi tecnológico embudo hecho con ingeniería de punta... con mucha paciencia y bastante tiempo logré hacerlo. 

Pero no todo estaba dicho, por distraída y apurada no cerré bien la tapa rosca de la botella y al agitarlo para batir su contenido con el agua, al cuarto sacudón salió disparado en dirección a mi cara, cabello, cuerpo, paredes y piso... todo era un desastre!!!. No es difícil imaginar lo que veía en el espejo, parecía que alguien me había agarrado a matachola en plenos carnavales y encima con agua, embarrada, pegajosa y lo peor de todo, sin tomar mi  dosis de proteína... 
  
La verdad que lo sucedido fue muy gracioso y anecdótico, divertido y vergonzoso, lo que me apenó fue de que lamentablemente le dí más trabajo a la señora de limpieza y yo terminé media hora bajo la ducha. Felizmente que a ninguna de las chicas que entraron al baño se les ocurrió tomarme una foto, eso hubiera sido desastrozo!!!... pero queda de moraleja que nunca intenten hacer esto en casa, si no tienen el envase adecuado ni un verdadero embudo, es mejor esperar llegar a casa para batirlo en la licuadora antes de pensar en llenarlo por el angostísimo pico de una simple botella de agua... lección aprendida!!! :D

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