miércoles, 13 de marzo de 2013

LA PESADILLA DE UNA VISITA INESPERADA

Siempre he escuchado aquella vieja costumbre o leyenda de que cuando llega a casa una visita inesperada o desagradable y quieres que se vaya pronto, debes poner una escoba de cabeza detrás de la puerta. Lamentablemente anoche tuve la peor y más repugnante visita inesperada. No es la primera vez que veo a alguien de su familia, la mayoría de veces siempre me ha sorprendido su presencia, me he asqueado de tan sólo verla, me ha hecho ejercitar a todo grito la capacidad de mis pulmones, he entrado en pánico a tal punto de casi treparme sobre otra persona y me hace vivir una pesadilla que me quita el sueño y dura por horas, días, meses y años...

Hace unos meses le dedique exclusivamente una de mis crónicas a uno de los parientes de mi visita inesperada (ver crónica en: http://vickymayo.blogspot.com/2012/10/encuentro-cercano-con-el-senor-raton.html) y como ya saben, este tipo de visita es aquella que ingresa a tu casa en el momento que se le da la gana, sin ser invitada, sin tocar el timbre, sin pedir permiso y encima tiene el descaro de decidir en qué momento se va. El pánico que tengo es de tan sólo pensar en que la visita se emocione tanto al verme que no se controle y se me lance encima hacía alguna parte de mi cuerpo, de tan sólo pensarlo se me escarapela la piel... huácala!!!

La otra noche, luego de la jornada del día estaba a punto de irme a dormir cuando se me antojó tomar una taza de leche con chocolate. Era casi media noche y todos en casa ya dormían, incluyendo a mi fiel Noggyto. No sé si es mala suerte o tengo un imán para encontrar bichos, pero en verano y viviendo en primer piso es inevitable que al entrar a la cocina en horas de la madrugada encuentre ocasionalmente alguna pequeña cucarachita tratando de hacer shopping, sin éxito claro está. Cuando abrí la puerta de vaivén de la cocina y prendí la luz me detuve a barrer con la mirada todo a mi alrededor para ver si el camino estaba libre y así fue, salvo una mancha en el suelo que me hizo titubear. 
                                             
Al acercarme ligeramente no distinguía bien si aquella manchita podría salir corriendo, así que como a estas alturas del partido ya tengo falla de imagen en los faroles, digo en los ojos, fui por mis anteojos para poder ver mucho mejor. Me agaché un poco más cuando de pronto, de abajo de uno de los muebles reposteros empotrados, salió corriendo una zapatilla talla 43 con una cola incluida del mismo largo, casi muero de un ataque fulminante. Era una señora rata, la mamá de pelicotito!!!... jamás en mi vida había visto una de esas "visitas inesperadas" tan de cerca y mucho menos con tanta nitidez al tener mis anteojos puestos.

Apenas la ví mandé un grito ahogado y salí disparada a la velocidad de un auto Fórmula I, la nubecita de humo que deja el Correcaminos en cada episodio quedaba chiquita con la que yo dejé. Entré a mi habitación despavorida y me trepé sobre mi esposo quien dormía plácidamente en la cama, hasta que totalmente histérica, alborotada y fuera de control le trataba de decir que había una visita tamaño zapatilla en la cocina. Que sensación tan horrible y espantosa, era como sentir que podría subirse a mi cuerpo o saltar a mi cara o que sé yo. Cuando mi esposo se fue a la cocina yo me encerré en la habitación y hasta puse una toalla por debajo de la puerta por si acaso vaya a intentar ingresar por allí, ya que al no tener huesos pueden filtrarse por cualquier rendija o ranura con facilidad.
Como salí disparada de la cocina tan sólo logré ver que la repugnante visita salió corriendo hacia el cuarto de servicio, lo peor fue de que mi esposo no logró encontrarla y a mi Noggyto ni le interesaba ayudar a buscarla porque seguía durmiendo a cuatro patas sueltas durante todo el bolondrón. Esa noche no pude dormir, no podía borrar aquella imagen de mi mente y me pasé la noche en vela. Al día siguiente y ya de mañana volvieron a buscarla pero ni rastro de la bandida. Yo por supuesto prendida de uñas y pies del marco de la puerta me rehusaba a entrar a la cocina, pero había que preparar el desayuno... menudo problema... 

Ha pasado día y medio desde lo sucedido y no aparece el cuerpo ni vivo ni muerto, es como si se la hubiese tragado la tierra. Ayer no cociné y tampoco lo haré hoy, estoy presa del pánico, aunque mi Tribu me toma el pelo y me dice que mejor pretexto no pude encontrar para no cocinar!!!. Pero lo cierto es que la sensación de que está por allí es latente, no puedo evitar caminar mirando cada rincón, al más mínimo ruido detenerme y quedarme quieta al acecho, si se cae algo a mi costado vuelo en el aire y termino prendida de las uñas en el techo. Espero poder dormir esta noche. Dicen que la escoba de cabeza detrás de la puerta echa pronto a tu visita de la casa, así que yo he puesto la escoba, el trapeador, la lustradora y hasta el recogedor de yapa!!!... ¿Será que funcionó y dio resultado???... A saber!!!  :D 

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