Hace unos días, mientras disfrutaba de una reunión con
amigas, una de ellas comentó una anécdota que me hizo mucha gracia y que, con el permiso de ella, no
puedo dejar de compartir. Mujer madura y con la vida resuelta, nos contó
jocosamente que en una oportunidad en que disfrutaba de un encuentro íntimo con
su pareja, en la habitación de un hotel, luego de varias acrobacias e
innovaciones de rigor en el lecho ardiente, su pareja se levantó para ir al
baño. Ella totalmente exhausta y terminando de contar las estrellas de colores
y fuegos artificiales que seguía viendo, de pronto pegó un grito y saltó de la
cama!!!... su pareja en lugar de abrir la puerta del baño, abrió la puerta de
la habitación y salió totalmente desnudo hacia el pasadizo del hotel…
La verdad que mientras la escuchaba narrando lo sucedido,
imaginaba la situación y no paraba de reírme. La pobre tuvo que saltar de la
cama y de un grito pasarle la voz a su pareja para que no siga avanzando y
cierre la puerta. No es difícil imaginar en qué situación se encontraba él y si
alguien lo encontraba en el pasadizo totalmente desnudo hubiera sido un
acontecimiento de Ripley!!!
Escuchar esta divertida anécdota me hizo recordar que es
terrible cuando pierdes el sentido de la orientación o ubicación. Hace muchos
años, cuando recién empezaba a trabajar, recuerdo que en algunas oportunidades
en que se requirió seleccionar personal para cubrir alguna plaza, los
postulantes llegaban a la entrevista y luego de salir de la oficina del gerente,
las personas se iban en sentido contrario de la puerta por donde ingresaron,
totalmente desubicados abrían puertas de armarios, levantaban cortinas buscando
una puerta en la ventana, o abrían la puerta de otra oficina… todos
desesperados por querer salir.
A mi jamás me ha pasado algo así, pero si me ha ocurrido que
cuando estoy en un lugar que no conozco trato de guiar mi regreso con algún
letrero o tienda o algo que me ayude a retomar la ruta por donde salí, pero
ahora último durante mi viaje a Trujillo, me perdí y no sabía cómo regresar al
hotel donde me alojaba. Las tiendas que había visto como referencia para mi
regreso al hotel ya habían cerrado y los letreros apagados. Felizmente encontré
un policía que me pudo ayudar, pero la verdad que es terrible cuando tu brújula
falla y pierdes el sentido de la orientación… Para la próxima, ¿Te presto mi
brújula? :D
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