Estoy segura que en algún momento de sus vidas, a muchos de ustedes les habrá ocurrido decir o responder: "...y a usted que le importa", cuando alguien ha tratado de intervenir en algún hecho relacionado con su vida personal, pero cuando ese "hecho" es censurable y afecta a terceros, la cosa tiene otro matiz. De por si la expresión "...y a usted que le importa" suena algo malcriada y altanera, carente de respeto hacia los demás; sin embargo, en algunos casos puede ser tan necesaria y en otros llegar a ser ofensiva.
La semana pasada estuve haciendo trámites en pleno corazón financiero de San Isidro, las calles se han convertido en un "catálogo de arquitectura" de altos edificios empresariales lujosos, modernos y estrambóticos, donde asiste personal calificado para laborar en las oficinas de las más prestigiosas compañías. Es muy agradable caminar por las calles invadidas de oficinas, restaurantes, tiendas y cafeterías que en conjunto se esmeran por mantener una vía ordenada. segura y con veredas limpias, hasta que el bello panorama es interrumpido por un hecho muy desagradable.

No me pareció nada malcriado de mi parte el pedirle respeto y consideración hacia los demás, sin embargo lo único que conseguí fue un tipo altanero, malcriado y prepotente que contestó: "...y a usted que le importa". Por supuesto que no me faltaron ganas de tirarle un zapatazo en la cabeza para que piense mejor y contesté con educación, si rebobinamos la cinta hubiera bastado con un "perdón, disculpe fue un accidente" o tan sólo un "disculpe"; pero este espécimen de "machitus brutus" aún queda en existencia y es una lástima que a su edad no reconozca una falta. No es difícil imaginar cómo será ese patán en su propio hogar.

La pareja de niños estaba abrazada y besándose como si fueran adultos. Particularmente no estoy de acuerdo con aquellos que festejan el que los niños se besen en la boca como los adultos. No me considero cucufata, pero esos niños no se estaban dando inocentes "piquitos", se estaban besando apasionadamente tal cual telenovela y como madre la escena me chocó tanto que fue inevitable acercarme hasta la luna del copiloto y pasarle la voz a la conductora que estaba concentrada en su celular mientras esperaba el cambio de luz del semáforo. Cuando bajó la luna le dije: "Señora, en el último asiento hay un pareja de niñitos besándose como adultos".... la mujer me miró, se encogió de hombros y me dijo el tan esperado: "...y a usted que le importa"!!... y prosiguió su marcha.
Estas son un par de perlas de entre tantas en que sin pensarlo uno recibe ese tipo de respuesta, por el simple hecho de advertir algo, dar una recomendación o llamar la atención por alguna incomodidad. Yo misma sin querer puedo haberle dicho a alguien en algún momento "...y a usted que le importa", aunque la verdad no recuerdo haberlo hecho. No se trata de ser una persona entrometida, sino de tratar de que las cosas caminen mejor, aunque a veces nos ganemos una pachotada como respuesta a algo que consideramos positivo. Quizá algunos no estén de acuerdo con mi modo de pensar o ver las cosas, pero gracias a mi ventana cibernética puedo expresarme libremente... y por último... ¿a usted qué le importa? :D